Clemente V fue instalado por Felipe el Hermoso en Avignon al sur de Francia, con lo que el dominio francés sobre la Iglesia quedó plasmado en el traslado de la sede pontificia de Roma a Avignon en 1309. El 13 de octubre de 1307, los Templarios fueron llevados a prisión, por orden del rey Felipe, después de haberlos torturado para que admitieran su herejía. El Gran Maestre de la orden, Jacques de Molay, pereció en la hoguera en París en el año 1314. En el momento de su ejecución, Jacques de Molay profirió su célebre maldición, aprovechada por el escritor francés Maurice Druon en su novela histórica de siete tomos "Les Rois Maudits" (los Reyes Malditos): «Malditos, seréis todos malditos, hasta la decimotercera generación». En realidad, según Geoffroy de París, cronista de la época, la maldición es: "Dios sabe quién se equivoca y ha pecado y la desgracia se abatirá pronto sobre aquellos que nos han condenado sin razón. Dios vengará nuestra muerte. Señor, sabed que, en verdad, todos aquellos que nos son contrarios, por nosotros van a sufrir." Una sucesión de desdichas acontecieron después a la familia real capetina.
La más célebre fue el caso de la torre de Nesle o de las nueras adúlteras del rey, que estaban casadas con los príncipes que años más tarde ocuparon el trono. Las nueras eran: Margarita de Borgoña, capetina, hija de Roberto II, duque de Borgoña y de Inés de Francia; Juana de Borgoña y Blanca de Borgoña. Las dos últimas eran hijas del conde Otón IV de Borgoña y de la condesa Mahaut de Artois. Las tres estaban casadas, respectivamente, con Luis X de Francia, Felipe V de Francia y Carlos IV de Francia, los tres hijos de Felipe el Hermoso. Felipe el Hermoso murió en un accidente de caza, a consecuencia de un derrame en una zona no motriz del cerebro, el 29 de noviembre de 1314 en Fontainebleau. Sus restos fueron enterrados en la basílica de Saint-Denis.
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