sábado, 3 de enero de 2015
Frases de Santo Tomás Moro
“Felices los que saben reírse de sí mismos, porque nunca terminarán de divertirse.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que saben distinguir una montaña de una piedrita, porque evitarán muchos inconvenientes.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que saben descansar y dormir sin buscar excusas, porque llegarán a ser sabios.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que saben escuchar y callar, porque aprenderán cosas nuevas.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que son suficientemente inteligentes, como para no tomarse en serio, porque serán apreciados por quienes los rodean.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que están atentos a las necesidades de los demás, sin sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que saben mirar con seriedad las pequeñas cosas y tranquilidad las cosas grandes, porque irán lejos en la vida.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que saben apreciar una sonrisa y olvidar un desprecio, porque su camino será pleno de sol.” (Santo Tomás Moro)
“Felices los que piensan antes de actuar y rezan antes de pensar, porque no se turbarán por lo imprevisible.” (Santo Tomás Moro)
“Felices ustedes si saben callar y ojalá sonreír cuando se les quita la palabra, se los contradice o cuando les pisan los pies, porque el Evangelio comienza a penetrar en su corazón.” (Santo Tomás Moro)
“Felices ustedes si son capaces de interpretar siempre con benevolencia las actitudes de los demás
aún cuando las apariencias sean contrarias. Pasarán por ingenuos: es el precio de la caridad.” (Santo Tomás Moro)
“Felices sobretodo, ustedes, si saben reconocer al Señor en todos los que encuentran, entonces habrán hallado la paz y la verdadera sabiduría.” (Santo Tomás Moro)
“Cuando nos sintamos demasiado atrevidos, recordemos nuestra fragilidad; cuando nos sintamos demasiado desmayadizos, recordemos la fortaleza de Cristo.” (Santo Tomás Moro)
“Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que El quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor.” (Santo Tomás Moro)
“Si me distraigo, la Eucaristía me ayuda a recogerme.” (Santo Tomás Moro)
“Si se ofrecen cada día oportunidades para ofender a mi Dios, me armo cada día para el combate con la recepción de la Eucaristía.” (Santo Tomás Moro)
“Si necesito una luz especial y prudencia para desempeñar mis pesadas obligaciones, me acerco a mi Señor y busco Su consejo y luz.” (Santo Tomás Moro)
"En mi corazón no encuentro las fuerzas suficientes para hablar de forma distinta a como me dicta mi conciencia." (Santo Tomás Moro)
"Cristo sabía que muchos, por su propia debilidad física, se sentirían aterrorizados ante la idea del suplicio, y quiso llevarles consuelo al espíritu con el ejemplo de su dolor, de su tristeza, de su angustia, de su miedo.” (Santo Tomás Moro)
"El hombre no puede ser separado de Dios, ni la política de la moral" (Santo Tomás Moro)
“El que no tiene otra elección que renegar de Dios o afrontar el suplicio puede estar seguro de que ha sido precisamente Dios el que lo ha puesto en ese aprieto.” (Santo Tomás Moro)
“Si huimos cuando somos conscientes de que para la salvación de nuestra alma o de la de los que nos han sido confiados Dios nos ordena mantenernos en nuestro lugar y confiar en su ayuda, cometeremos una tontería, incluso si lo hacemos para salvar nuestra vida. Sí, precisamente porque lo hacemos para salvar nuestra vida.” (Santo Tomás Moro)
“¡Ah!, qué poco nos parecemos a Cristo aunque llevemos su nombre y nos llamemos cristianos. Nuestra conversación en las comidas no sólo es tonta y superficial (incluso por esta negligencia advirtió Cristo que deberemos rendir cuenta), sino que a menudo es también perniciosa, y una vez llenos de comida y bebida dejamos la mesa sin acordarnos de Dios y sin darle gracias por los bienes que nos ha otorgado.” (Santo Tomás Moro)
“Dios mismo dispuso de modo admirable que su divinidad moderara el influjo en su humanidad de tal modo que pudiera admitir las pasiones de nuestra frágil naturaleza humana, y padecerlas con la intensidad que El quisiera.” (Santo Tomás Moro)
“Lo primero que enseña Cristo Rey, y con su propio ejemplo, a quien quiera luchar por El es la virtud de la humildad, fundamento de las demás virtudes y que permite a uno remontarse hacia las más altas metas con paso seguro.” (Santo Tomás Moro)
“Si vencidos por el cansancio apenas tenemos ya fuerza para continuar, o si tanta es la pereza y blandenguería que estamos a punto de pararnos, pidamos a Dios que, por favor, nos arrastre aunque opongamos resistencia.” (Santo Tomás Moro)
“Deberíamos derramar sin cesar sobre Dios jaculatorias y oraciones, implorando con humildad que, si en algún momento, viniéramos a pedir algo que no nos es conveniente, impulsados por los atractivos de la carne, o seducidos por los espejuelos de los placeres, o atraídos por el anhelo de las cosas terrenales, o trastornados por las insidias y maquinaciones del diablo, se haga sordo a nuestra petición y aleje aquello por lo que rezamos, derramando sobre nosotros todo aquello que El sabe nos hará bien, aunque mucho le pidamos lo aparte de nuestra vida.” (Santo Tomás Moro)
“Estamos a veces tan dormidos en los vicios que ni siquiera queremos despertarnos ante las llamadas y sacudidas de la misericordia divina, y regresar a la práctica de las virtudes. Nosotros mismos somos la causa de que Dios se aleje abandonándonos en nuestra vida viciosa.” (Santo Tomás Moro)
“Cuando la razón se rebela contra la verdadera fe de Cristo y se hace adicta a la herejía, huye de Cristo y se convierte en esclava del hereje al que sigue, descarriada por el diablo y perdida en los vericuetos del error.” (Santo Tomás Moro)
“Si alguien escapa cuando Dios le manda permanecer y afrontar el peligro con confianza, bien por razón de su propia salvación o por la de aquellos que le han sido encomendados a su cuidado, ese tal se comporta, sin ninguna duda, muy insensatamente. Pero, ¿y si lo hace para salvar la vida? También, porque, ¿qué puede ser más disparatado y necio que el preferir un breve tiempo de dolor y desgracia a una eternidad de felicidad?” (Santo Tomás Moro)
“Si tan amenazado estuviera alguien en el mal que no haya dejado de profesar la verdadera doctrina por miedo, sino que, como Arrio y otros como él , predica falsa doctrina bien por una sórdida ganancia o por una corrupta ambición, ese tal no duerme como Pedro, ni niega como Pedro, sino que permanece bien despierto como el miserable Judas y, como Judas, a Cristo persigue.” (Santo Tomás Moro)
Sobre la oración: “Una vez que se ha empezado con atención, nunca después puede ser interrumpida de tal modo que la virtud de la primera intención no permanezca de modo continuo, actual o habitualmente. Y esto es así siempre que no se renuncie a aquella intención inicial decidiendo abandonar la oración, o bien cortándola bruscamente por el pecado mortal.” (Santo Tomás Moro)
“Pienso que no andamos equivocados al sospechar que se avecina de nuevo un tiempo en que el Hijo del hombre, Cristo, será entregado en manos de los pecadores, cuando observamos un peligro inminente de que el Cuerpo místico de Cristo, la Iglesia de Cristo, esto es, el pueblo cristiano, es arrastrado a la ruina a manos de hombres perversos e impíos.” (Santo Tomás Moro)
“Si los males y desgracias de aquellos que están lejos no nos llegaran a conmover y preocupar, muévanos, al menos, nuestro propio peligro. Pues razón de sobra tenemos para temer que la maldad destructora no tardará en acercarse adonde estamos, de la misma manera que sabemos por experiencia cuan grande e impetuosa es la fuerza devastadora de un incendio, o cuán terrible el contagio de una peste al extenderse. Sin la ayuda de Dios para que desvíe el mal, inútil es todo refugio humano.” (Santo Tomás Moro)
“La sabiduría de Dios, que todo lo penetra con fuerza irresistible y que dispone todas las cosas con suavidad, al contemplar en presente cómo serían afectados los ánimos de los hombres en diferentes lugares, acomoda su ejemplo a los varios tiempos y lugares, escogiendo, un destino u otro, de acuerdo con lo que El ve será más conveniente. De esta manera, da a los mártires temperamentos según los designios de su providencia.” (Santo Tomás Moro)
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