«Airaos, pero no pequéis» (Ef. 4:26).
«No se ponga el sol sobre vuestro enojo» (Ef. 4:26)
«No paguéis a nadie mal por mal... Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres. No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios. Así que si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer; si tuviere sed, dale de beber; pues haciendo esto, ascuas de fuego amontonarás sobre su cabeza. No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal» (Ro. 12:17-21).
«El necio al punto da a conocer su ira; mas el que no hace caso de la injuria es prudente» (Pr. 12:16); «El que fácilmente se enoja hará locuras» (Pr. 14:17); «La cordura del hombre detiene su furor, y su honra es pasar por alto la ofensa» (Pr. 19:11).
«la blanda respuesta quita la ira, mas la palabra áspera hace subir el furor» (Pr. 15:1. Ver también Pr. 25:11)
«El peor pecado contra el prójimo no es odiarle, sino mostrarle indiferencia».
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